Desde que IPIC ha comprado el
100% de las acciones de CEPSA se está cambiando la forma de dirigir la empresa,
con el objetivo anunciado de duplicar los beneficios en 5 años.
Y con la excusa de la crisis se
están produciendo paulatinamente muchos cambios, tanto de organización como
estructurales, como por ejemplo, la fusión de departamentos de empresas
distintas del grupo Cepsa, tanto en Huelva como en Algeciras (mantenimiento,
Ingeniería, Recursos Humanos, etc.), con traslados forzosos y reducciones de
personal, pero con un incremento muy importante de trabajo. De esta manera un trabajador que ha sido
contratado por una empresa, bien sea de Química Palos o de la Refinería La
Rábida, se ve obligado a trabajar en dos empresas con dos números de
identificación fiscales distintos, cuando ninguna de dichas empresas son
empresas de servicio o contratas.
También, la dirección de Recursos
Humanos ha adelantado su intención de dar más tareas de prevención a los
operadores de planta (aparte de las que ya tienen de por sí específicas de su puesto
de trabajo) consistentes en fijar y firmar las condiciones de seguridad de una gran cantidad de permisos de trabajo de reparaciones, cuando los operadores tienen
un curso básico en prevención y para esta responsabilidad se exige legalmente
un curso medio o superior en prevención, y provocando una saturación de trabajo
con las consecuente pérdida de atención a sus tareas principales de dedicación y vigilancia de la planta. A esto hay que sumarle por otro lado que, en
las negociaciones del convenio general de Cepsa que afecta a las otras refinerías:
Algeciras y Tenerife, e indirectamente a la de Huelva (por su pertenencia al
grupo industrial), la Empresa pretende que
los operadores asuman trabajos de oficiales de mantenimiento mecánico,
eléctrico e instrumentación, que no son propias de su especialización, y que
suponen un mayor riesgo para los trabajadores. No se trata de trabajos en una
oficina, sino en unas instalaciones petroquímicas de alto riesgo, si no se
toman todas las medidas de prevención adecuadas, que legalmente las empresas
tienen obligación de tomar.
En otro orden de cosas, la
Empresa está empezando a trasladar a trabajadores fijos de plantilla a una
nueva empresa filial, y aunque les está respetando muchas de sus condiciones
actuales, las nuevas incorporaciones se van a encontrar con un convenio
diferente, y peores condiciones
económicas, laborales y sociales. Y lo que hoy empieza por unos pocos de
trabajadores, no sabemos a qué departamentos y número de personas puede afectar
en un futuro más o menos cercano.
También la Empresa tiene un grupo
de trabajadores, de los que se han incorporado en los últimos años, con un
contrato especial de equipo de refuerzo para cubrir absentismo, con unas
condiciones discriminatorias respecto al resto de trabajadores, a los que no se
les quiere garantizar los mismos tipos de descanso ni se les respeta los días
de vacaciones, ni pueden disponer del necesario equilibrio de la vida laboral y
familiar con cambios continuos de turnos y de días de trabajo.
Además la Empresa abusa en la
disposición de trabajadores en sustituciones de otros trabajadores de categoría
superior, sin respetar los tiempos máximos en estas categorías recogidos en el
convenio ni en el Estatuto de los Trabajadores, ni informa como es preceptivo
al Comité de Empresa. Incluso hay trabajadores que ocupan puestos de nueva
creación durante años, y no se les reconoce la categoría superior, porque la
Empresa pretende eliminar dichos puestos.
Hay instalaciones totalmente
obsoletas como el Laboratorio que no cumple las debidas medidas de seguridad
exigibles para no poner en riesgo la salud de los trabajadores, y que se han
ido dejando con la idea de un nuevo laboratorio, que se va retrasando año atrás año, pero
que mientras tanto se empieza y se
termina la obra, no se hace nada.
Esta nueva política de recortes
de la Empresa está empobreciendo a las empresas de contratas y a sus
trabajadores, exigiendo una rebaja importante en el precio de los contratos que
repercuten en los salarios de los trabajadores, cambiándoles de convenio o
dejándoles de pagar algunos complementos que tiene el convenio de Montaje de
Huelva o que han conseguido los trabajadores a lo largo de los años en sus
empresas. Y esta política también afecta a la calidad del servicio, que se hace
con menos trabajadores, con trabajadores desmotivados o menos
profesionales.
Los trabajadores de la Refinería
hemos aumentado considerablemente nuestra productividad en los últimos años,
con más responsabilidades y tareas, pero todo tiene un límite y en muchos casos
no se puede poner en peligro la salud y la seguridad de los trabajadores.
Cepsa sigue siendo una empresa
rentable que da beneficios.
Nuestro máximo interés es reducir al mínimo, en la medida de nuestras
posibilidades y responsabilidades, las probabilidades de un accidente grave
industrial que pueda afectar al entorno y a su medio ambiente, y que además
podría crear una gran alarma social en Huelva y que repercutiría negativamente
en todas las empresas del Polo Químico.
Todas estas razones son los que
han llevado a los representantes de los trabajadores de la Refineria la Rábida,
a través del Comité de Empresa, y apoyados por todos los sindicatos con
presencia en la Empresa, a convocar una serie de movilizaciones, para hacer ver
a la Dirección que no se está de acuerdo con estas prácticas que está
imponiendo de forma unilateral, y que lo que pretende es hacerla reflexionar, para que cambie de actitud y no baje ni un
centímetro su nivel de seguridad del que siempre ha presumido Cepsa.
El Comité de Empresa ha convocado
una Asamblea de trabajadores el día 12 de Marzo para explicar todo lo que está
sucediendo, y estudiar medidas de presión, pasando por una primera concentración
en la Plaza de las Monjas de Huelva el día 14 a las 18:15 horas.
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